martes, 1 de marzo de 2016

Elegí mal

Toda la vida me dijeron que tenga cuidado. Que no confíe en cualquier persona, que no me rodee de cualquier persona, que no hable con extraños, que tenga cuidado donde y con quién ando. Que me vista “decentemente”, que no acepte tragos de cualquiera, que no vuelva a casa sola, que no me suba a un taxi sola y menos al auto de un desconocido, que si salgo en grupo que haya al menos un hombre, que no me pinte mucho, que me cuide y que tenga cuidado (otra vez), que no tome mucho “por las dudas me pase algo”, que baile prestando atención a mi alrededor, que avise por donde ando, que tenga cuidado (una vez más).
Y sabés qué? “no me cuidé”. Me vestí. Me puse calzas negras, zapatillas y una camisa que me tapaba. SÍ! ME TAPABA. Me hice una colita en el pelo y creo que casi no me maquillé. Salí a bailar al mismo boliche de todos los fines de semana. Bailé toda la noche y sabés qué? Tomé, tomé mucho alcohol. Acepté vasos de personas que ni idea quienes eran y de mis amigos también. Hablé con extraños. Salí a fumar sola. Dí vueltas sola por el boliche buscando a mis amigas porque las había perdido. No le avisé a mi mamá que me estaba divirtiendo.
Querés saber más? Salí del boliche casi media hora antes de que cierre y me paré en el cordón de la vereda a esperar un taxi para volver a mi casa. Otra vez “no tuve cuidado”. Se me acercaron don “hombres”; recuerdo que uno traía una botella con agua. La verdad es que no sé si salieron del mismo boliche o si venían caminando o se bajaron de algún auto. Simplemente aparecieron.
Seguí “sin tener cuidado”. Hablamos un rato y el taxi no llegaba más entonces acepté que me lleven hasta mi casa. Caminamos media cuadra y en una esquina estaba estacionado un Sirocco Celeste DIVINO. El auto más lindo en la historia de los autos. Me subí adelante y SEGUIA SIN TENER CUIDADO. Dimos una vueltas y charlamos. Después de casi media hora paramos en un kiosco. Uno de ellos se bajó del auto y volvió con chicles y seda para armar porro. El conductor arrancó y seguimos dando vueltas. Habían pasado casi dos horas y yo seguía sin tener cuidado. Recuerdo que pasó por la costanera de la ciudad hasta frenar detrás de una concesionaria conocida y apagar las luces.
Sabés qué pasó después? El que manejaba empezó a sacarme fotos con su celular mientras el que estaba sentado atrás se abalanzaba para tocarme. PARÁ, antes de seguir, sabés que por más que grites, patalees, llores y sigas gritando él no va a dejar de tocarte???? Perdón pero yo no estaba enterada y por eso grité, patalié, lloré y volví a gritar. Mientras yo lloraba él aceleraba y NO, por si te preguntás, no intenté romper un vidrio y salir del auto porque estaba bloqueada.
Dió vueltas otra vez y frenó a tres o cuatro cuadras del único cine de la ciudad. Abrió la puerta y el de atrás se bajó. Uno menos no?. NO, antes de que vuelvas a preguntarte, no intenté bajarme del auto cuando saltaron los seguros. No intenté pedir ayuda.
El conductor volvió a arrancar y se empezó a reír. Creo que íbamos escuchando cumbia.
Seguimos dando vueltas. Con una mano manejaba y sabés que hacía con la otra???? Sí, eso que estás pensando, me tocaba. Y sabés por qué no intenté pararlo? Porque iba a casi 200km/h en ruta, o más. Creo que no quería morir estrellada.
Le pedí que me lleve a mi casa y me ignoró. Le pedí, casi media hora más tarde, que me lleve a un centro médico en el que “habían llevado a una amiga que estaba alcoholizada”y sí, podés creer que me dejó donde le pedí?
Entre llantos y casi sin poder moverme me bajé y me senté en un escalón. No sé cuánto tiempo pasó realmente pero todavía siento que fue toda una vida.
Sabés que creo? Creo que elegí mal el día para salir a divertirme, elegí mal las bebidas que tomé, elegí mal el auto al que me subí, elegí mal a las personas en las que confié. Elegí mal, porque la razón de ser víctima nunca va a ser que ellos hicieron cosas que no debían, que ellos se aprovecharon de la situación. Nunca ellos van a ser los responsables, a ellos nadie les va a preguntar qué me hicieron. A nadie le va a interesar lo que ellos tenían puesto. Nadie les va a decir que eso no se hace. Me van a juzgar a mi porque haber salido de calza y zapatillas. Me van a decir que no hay suficientes pruebas, que tomé de más. Me van a decir que si me los cruzo me vaya del lugar yo, que no vuelva a subirme a cualquier auto. QUE EMPIECE A CUIDARME. Me van a querer explicar que las mujeres no podemos andar solas, no le van a decir a ellos que las mujeres son personas, que son libres. Me van a decir que cuente la historia treinta veces más. Me van a decir que espere a tener suerte de que en el futuro juicio (que por cierto ya pasó un año y medio y todavía no hay juicio) me toque una jueza porque si no estoy perdida. Me van a decir que ya pasó, que puedo vivir en paz porque me vine a vivir a otra ciudad. Me van a decir que mis relatos no son válidos porque cuando lo cuento no lloro ni reacciono mal. Me van a decir que si nacía hombre esto no me pasaba.