Toda la vida me dijeron que tenga cuidado. Que no confíe en cualquier persona, que no me rodee de cualquier persona, que no hable con extraños, que tenga cuidado donde y con quién ando. Que me vista “decentemente”, que no acepte tragos de cualquiera, que no vuelva a casa sola, que no me suba a un taxi sola y menos al auto de un desconocido, que si salgo en grupo que haya al menos un hombre, que no me pinte mucho, que me cuide y que tenga cuidado (otra vez), que no tome mucho “por las dudas me pase algo”, que baile prestando atención a mi alrededor, que avise por donde ando, que tenga cuidado (una vez más).
Y sabés qué? “no me cuidé”. Me vestí. Me puse calzas negras, zapatillas y una camisa que me tapaba. SÍ! ME TAPABA. Me hice una colita en el pelo y creo que casi no me maquillé. Salí a bailar al mismo boliche de todos los fines de semana. Bailé toda la noche y sabés qué? Tomé, tomé mucho alcohol. Acepté vasos de personas que ni idea quienes eran y de mis amigos también. Hablé con extraños. Salí a fumar sola. Dí vueltas sola por el boliche buscando a mis amigas porque las había perdido. No le avisé a mi mamá que me estaba divirtiendo.
Querés saber más? Salí del boliche casi media hora antes de que cierre y me paré en el cordón de la vereda a esperar un taxi para volver a mi casa. Otra vez “no tuve cuidado”. Se me acercaron don “hombres”; recuerdo que uno traía una botella con agua. La verdad es que no sé si salieron del mismo boliche o si venían caminando o se bajaron de algún auto. Simplemente aparecieron.
Seguí “sin tener cuidado”. Hablamos un rato y el taxi no llegaba más entonces acepté que me lleven hasta mi casa. Caminamos media cuadra y en una esquina estaba estacionado un Sirocco Celeste DIVINO. El auto más lindo en la historia de los autos. Me subí adelante y SEGUIA SIN TENER CUIDADO. Dimos una vueltas y charlamos. Después de casi media hora paramos en un kiosco. Uno de ellos se bajó del auto y volvió con chicles y seda para armar porro. El conductor arrancó y seguimos dando vueltas. Habían pasado casi dos horas y yo seguía sin tener cuidado. Recuerdo que pasó por la costanera de la ciudad hasta frenar detrás de una concesionaria conocida y apagar las luces.
Seguí “sin tener cuidado”. Hablamos un rato y el taxi no llegaba más entonces acepté que me lleven hasta mi casa. Caminamos media cuadra y en una esquina estaba estacionado un Sirocco Celeste DIVINO. El auto más lindo en la historia de los autos. Me subí adelante y SEGUIA SIN TENER CUIDADO. Dimos una vueltas y charlamos. Después de casi media hora paramos en un kiosco. Uno de ellos se bajó del auto y volvió con chicles y seda para armar porro. El conductor arrancó y seguimos dando vueltas. Habían pasado casi dos horas y yo seguía sin tener cuidado. Recuerdo que pasó por la costanera de la ciudad hasta frenar detrás de una concesionaria conocida y apagar las luces.
Sabés qué pasó después? El que manejaba empezó a sacarme fotos con su celular mientras el que estaba sentado atrás se abalanzaba para tocarme. PARÁ, antes de seguir, sabés que por más que grites, patalees, llores y sigas gritando él no va a dejar de tocarte???? Perdón pero yo no estaba enterada y por eso grité, patalié, lloré y volví a gritar. Mientras yo lloraba él aceleraba y NO, por si te preguntás, no intenté romper un vidrio y salir del auto porque estaba bloqueada.
Dió vueltas otra vez y frenó a tres o cuatro cuadras del único cine de la ciudad. Abrió la puerta y el de atrás se bajó. Uno menos no?. NO, antes de que vuelvas a preguntarte, no intenté bajarme del auto cuando saltaron los seguros. No intenté pedir ayuda.
Dió vueltas otra vez y frenó a tres o cuatro cuadras del único cine de la ciudad. Abrió la puerta y el de atrás se bajó. Uno menos no?. NO, antes de que vuelvas a preguntarte, no intenté bajarme del auto cuando saltaron los seguros. No intenté pedir ayuda.
El conductor volvió a arrancar y se empezó a reír. Creo que íbamos escuchando cumbia.
Seguimos dando vueltas. Con una mano manejaba y sabés que hacía con la otra???? Sí, eso que estás pensando, me tocaba. Y sabés por qué no intenté pararlo? Porque iba a casi 200km/h en ruta, o más. Creo que no quería morir estrellada.
Le pedí que me lleve a mi casa y me ignoró. Le pedí, casi media hora más tarde, que me lleve a un centro médico en el que “habían llevado a una amiga que estaba alcoholizada”y sí, podés creer que me dejó donde le pedí?
Entre llantos y casi sin poder moverme me bajé y me senté en un escalón. No sé cuánto tiempo pasó realmente pero todavía siento que fue toda una vida.
Sabés que creo? Creo que elegí mal el día para salir a divertirme, elegí mal las bebidas que tomé, elegí mal el auto al que me subí, elegí mal a las personas en las que confié. Elegí mal, porque la razón de ser víctima nunca va a ser que ellos hicieron cosas que no debían, que ellos se aprovecharon de la situación. Nunca ellos van a ser los responsables, a ellos nadie les va a preguntar qué me hicieron. A nadie le va a interesar lo que ellos tenían puesto. Nadie les va a decir que eso no se hace. Me van a juzgar a mi porque haber salido de calza y zapatillas. Me van a decir que no hay suficientes pruebas, que tomé de más. Me van a decir que si me los cruzo me vaya del lugar yo, que no vuelva a subirme a cualquier auto. QUE EMPIECE A CUIDARME. Me van a querer explicar que las mujeres no podemos andar solas, no le van a decir a ellos que las mujeres son personas, que son libres. Me van a decir que cuente la historia treinta veces más. Me van a decir que espere a tener suerte de que en el futuro juicio (que por cierto ya pasó un año y medio y todavía no hay juicio) me toque una jueza porque si no estoy perdida. Me van a decir que ya pasó, que puedo vivir en paz porque me vine a vivir a otra ciudad. Me van a decir que mis relatos no son válidos porque cuando lo cuento no lloro ni reacciono mal. Me van a decir que si nacía hombre esto no me pasaba.